Desde General Rodríguez, Buenos Aires, Nahuel Nieto pedalea hace más de una década con una idea clara: andar en bici es ser libre.

De la vereda al mundo

"Transcurre con la bicicleta como una costumbre", dice Nahuel. Aprendió como muchxs: primero una vuelta a la manzana, después la esquina... hasta que se convirtió en parte de su identidad.

Todos los días pasaba por la plaza del centro camino a la escuela. Observaba a los riders del barrio haciendo trucos y soñaba con ser parte. Consiguió una bici, practicó frente a su casa y se metió de lleno en un universo que no tiene freno.

Lo que arranca en la vereda no siempre se queda ahí

Con práctica y obsesión, Nahuel fue creciendo. Se caía, se levantaba, repetía. Se enteró de competencias, conoció gente, y se armó una comunidad. La bici pasó de ser un hobby a ser un proyecto de vida.

Un día, un amigo lo motivó a participar en un evento internacional. Mandó un video, quedó seleccionado y viajó a Los Ángeles. Tenía 18 años, ni había terminado la escuela. El BMX le había abierto una puerta impensada.

Sponsors, viajes y caídas que duelen

Ese viaje marcó un antes y un después. A la vuelta, llegaron los sponsors y las invitaciones desde todo el país: Ushuaia, Misiones, Mendoza... lugares que conoció gracias a las dos ruedas.

Pero no todo fue fácil. Las caídas existen, y duelen. Una de las más fuertes: un golpe directo con el manubrio que le rompió la nariz. “Te tiene que gustar para bancarte eso”, cuenta con sinceridad.

Andar en bici es más que un deporte

Para Nahuel, el BMX no es solo trucos. Es amistad, superación, viajes, aprendizaje. Es esa sensación de cuando tu viejo te soltaba por primera vez en la bici y te decía: "andá hasta la esquina".

Andar en bici es volver a esa vuelta a la manzana. Pero con más sueños, más amigos y muchas más cicatrices.